Opinión 

Puntos y comas sobre el canal transístmico

Isidoro YESCAS

Tratándose de un megaproyecto de largo plazo y que requiere cuantiosas inversiones del gobierno federal (viejo sueño que se remite a la segunda mitad del siglo XIX) la construcción del canal transístmico, que de nueva cuenta se ha colocado como un objetivo estratégico del gobierno federal para impulsar el desarrollo de la región sur-sureste de México- fundamentalmente Oaxaca y Coatzacoalcos, Veracruz- debe ser revisado con cautela, no obstante que todo parece indicar que ahora sí va en serio.

Recuperado de otros fallidos intentos llevados a cabo por diversos gobiernos, la nueva versión peñista del “canal de Panamá mexicano” tuvo su banderazo de arranque en el 2014, pero fue en mayo del 2015 cuando se concluyeron todos los estudios. Y en el mes de junio de ese año, el periódico Milenio reveló, citando fuentes de la SCT y de la SHCP, que este megaproyecto, que unirá los puertos de Salina Cruz con el de Coatzacoalcos,incluye en una primera etapa la construcción de una red ferroviaria, portuaria, carretera y aeroportuaria con una inversión de 4 mil 343 millones de pesos.

Una buena noticia que, sin embargo, desde un principio tuvo tropiezos y los seguirá teniendo por factores tanto de orden financiero como político-electoral, sin descartar el elemento social.

Cuando Milenio difundió la información se daba como un hecho que las obras iniciarían en el 2016 . Y el gobierno de Gabino Cué se apresuró entonces a concluir con sus proyectos enfilados a colocar las primeras piedras del megaproyecto y que estaban incluidos en el PED 2011-2016:la construcción del aeropuerto de Ciudad Ixtepec , la modernización del puerto de Salina Cruz, la construcción de la carretera Arriaga-La Ventosa y la supercarretera Oaxaca- Istmo, así como la instalación de 1600 aerogeneradores.

En su mayor parte las obras no se concluyeron al agotarse el ciclo sexenal del primer gobierno de alternancia.

Un año después, el gobernador Murat , en entrevista con el diario El Universal , ha anunciado la coadyuvancia del gobierno del estado de Oaxaca para rehabilitar los libramientos de Matías Romero y Salina Cruz con una inversión de 400 millones de pesos, que forman parte del gran total de 4 mil 343 millones de pesos que el gobierno federal invertiría en la primera etapa.

Esta primera etapa, entonces,que de alguna manera arrancó en el 2016, tuvo un atorón con el cambio de gobierno y, ahora, las obras iniciadas por el gobierno de Cué para ampliar y modernizar la infraestuctura carretera y portuaria del istmo deberán ser concluidas por su sucesor, y todavía, echarse a cuestas la construcción de los dos libramientos.

Pero el gobierno de Peña Nieto se acaba en un año y ya con el proceso electoral federal encima difícilmente la primera etapa del megaproyecto (de un total de tres) se concluiría en el 2017, y mucho menos para el 2018, cuando la prioridad del peñismo y su partido será evitar su derrota en la elección presidencial. Y bajo este escenario es muy probable que esto impacte en el oportuno financiamiento de las obras con su consiguiente retraso.

Sin embargo, la construcción de este corredor industrial y comercial es de tal envergadura que aún en la hipótesis de una derrota presidencial del PRI, todo parece indicar que el megaproyecto no se detendrá pues, quien podría oponerse, Andrés Manuel López Obrador, ya desde la campaña presidencial del 2012 lo promovió bajo el nombre de “Viento del Sur”. Y, tal como ya lo plantea en su libro “2018, la salida”, el impulso al crecimiento y generación de empleos en México debe pasar por el aprovechamiento de la ubicación estratégica del istmo de Tehuantepec.

Al tiempo.

Twitter:@YescasIsidoro julio 21 del 2017.

 

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